Después de estar un mes recorriendo varias islas de Filipinas nos tocaba seguir viajando y descubriendo nuevos lugares. Era el turno de la exótica isla de Borneo, más concretamente de la parte del borneo malayo. Y es que la enorme isla de Borneo pertenece a tres países diferentes. La parte más grande corresponde a Indonesia y recibe el nombre de Kalimantan. La parte más pequeña de la isla corresponde al pequeño sultanato de Brunei. Y, por último, tenemos la parte norte y este de la isla, que pertenece a Malasia y que está dividida en dos estados: Sabah y Sarawak.
Nos tocaba cambiar el chip. Dejábamos de lado los días de relax, playa y buceo en Filipinas para volver a la aventura y a darle caña al cuerpo. Y es que en Borneo nos esperaban los 4095 metros del Monte Kinabalu, la increíble flora y fauna alrededor del enorme río Kinabatangan y las largas y húmedas caminatas por el Parque Nacional de Bako.
Buceo en Sipadan, intento fallido
Teníamos planeado empezar el viaje volando directos desde Kota Kinabalu (capital del estado de Sabah) a la parte este del país, a Semporna. Delante de Semporna se encuentra la famosa isla de Sipadan, conocida por su increíble (y caro) buceo. Habíamos reservado con una empresa local y pequeña para bucear con ellos. Bucear en Sipadan es muy caro y bastante complicado ya que es una reserva mariana y solo se expiden un número limitado de licencias diarias.
Pero la misma mañana que volábamos a Kota Kinabalu desde Corón me desperté con infección de oído (causada por los baños en las aguas termales a 40 grados… caldo de cultivo de bacterias). Esa misma mañana empecé a tomar antibiótico e ibuprofeno para intentar frenar la infección y poder llegar bien para bucear en Sipadan.
Llegamos a Kota Kinabalu y el dolor iba a más. Esa misma noche me dio por leer algunos comentarios en internet sobre el centro de buceo al que íbamos. Prácticamente todos eran horribles. Por lo que se desprendía de los comentarios el sitio era horrible, destartalado, sucio y con los equipos y material de buceo que daba pena verlo. Juntando eso a mi infección de oído decidimos cancelar, o, mejor dicho, posponer nuestra visita a Sipadan. Ya veríamos que pasaba al final.
Nos venimos arriba y nos tiramos al monte… Kinabalu
Al cambiar de planes y cancelar nuestra visita a Sipadan decidimos ir directos al Monte Kinabalu, la montaña más alta entre los Himalayas y Papúa- Nueva Guinea. Nos despertamos y dejamos nuestro motel de Kota Kinabalu. Motel que era vecino pared con pared con la prisión del estado. El bello y relajante sonido de la sirena matutina de la cárcel y el ruido de los presos haciendo ejercicio en el patio fueron nuestro despertador. Recuperamos fuerzas con un buen desayuno y cogimos una furgoneta dirección el Parque Nacional del Monte Kinabalu.
Habíamos estado investigando un poco por internet y habíamos visto que para subir a la cima del Monte Kinabalu se necesitaban dos días. Nuestra sorpresa fue al ver el coste de la excursión. En todas las empresas el coste no bajaba de 300€ por persona, prohibitivo. Decidimos que iríamos al parque y veríamos la montaña desde abajo y aprovecharíamos para hacer algunos trekkings más sencillos que hay alrededor de la base de la montaña. Llegamos al parque y fuimos directos al punto de información. Pedimos algo de información y cual fue nuestra sorpresa cuando la chica que nos atendía nos dijo que quedaban plazas libres dentro del cupo que guardan para los malayos! Nos ofreció esas plazas, cuyo precio es de solo 100€ por persona. No nos lo pensamos ni un instante: apúntanos!! Y nos fuimos tan contentos sin ser muy conscientes de donde nos estábamos metiendo.
A la mañana siguiente empezamos nuestro ascenso al Monte Kinabalu. El primer día consistió en una etapa de unas 5 horas (con descansos cada 45 minutos aprox.) con unos 1000 metros de desnivel. Empezamos a 1850 metros y acabamos a poco más de 3000 metros. La verdad que la subida fue menos dura de lo que pensábamos. Además casi todo el camino está formado por escaleras. Al llegar a Laban Rata, el campamento base, recuperamos fuerzas con una contundente comida y nos fuimos a dormir una larga siesta. Sobre las 17:00 nos despertamos para cenar y volvernos a la cama a seguir descansando que al día siguiente había que despertarse a las 2.00 de la mañana para empezar el ascenso final a la cima. Al irnos a dormir ya empezamos a coger un poco más de conciencia del reto que teníamos por delante…
Nos despertamos puntuales, nos pusimos toda la ropa que teníamos y fuimos a desayunar. A las 3.00 ya estábamos empezando a caminar rumbo a la cima. La segunda etapa ya no tenía tantas escaleras como el día anterior. Era un paisaje más rocoso y escarpado. De eso nos daríamos cuenta al descender ya con luz, porque a las 3.00 de la mañana, en plena noche cerrada, y solo con nuestras linternas frontales lo único que íbamos viendo era el suelo y la cuerda a la que había que ir agarrándose cada poco para poder ir ascendiendo.
Después de 3 horas de ruta llegamos justo unos minutos antes de que empezara a amanecer. Estuvimos en la cima una media hora viendo como el sol se iba abriendo paso y empezando a ser conscientes de lo que habíamos conseguido! Era el punto más alto en el que habíamos estado en toda nuestra vida. La sensación era increíble y las vistas impresionantes. Por un lado se veía todo el valle cubierto de nubes teñidas por la luz matutina, mientras por el otro se llegaba a divisar Kota Kinabalu y su costa. Creo que fue un reto de los que no nos olvidaremos en muchos años y del que disfrutamos mucho haciéndolo.
Y como siempre ocurre, todo lo que se sube…se tiene que bajar. Hicimos el descenso en unas dos horas y media y fue la parte más bonita de toda la excursión. Al ir bajando ya con luz uno es más consciente de lo enorme y alto que es el Monte Kinabalu, se pueden apreciar las bonitas vistas sobre el valle y se puede apreciar mejor las formaciones rocosas que forman la montaña. Una vez en el campamento base desayunamos por 2ª vez, descansamos un poco y vuelta a la montaña. Nos tocaba seguir bajando: nos quedaban otras 5 horas de caminata. A medida que iban pasando las horas el cansancio iba haciendo mella, sobretodo en nuestro compañero de expedición alemán, Sebastian, que cada vez iba más lento y le costaba más. Al final conseguimos llegar a la base de la montaña. Directos a nuestra casa, ducha, te caliente y a la cama.
Ver orangutanes, un sueño cumplido; otro más 🙂
A la mañana siguiente de haber bajado el Monte Kinabalu casi no nos podíamos mover, literalmente. Teníamos agujetas por todas las piernas! Salimos caminando de la casa al estilo Chiquito de la Calzada y cogimos el autobús a nuestro próximo destino, Sepilok. En ese pueblo es donde se encuentra el Sepilok Rehabilitation Center. Es un centro que se dedica a la rehabilitación de bebés orangutanes que han perdido a sus madres. En libertad, los orangutanes bebés permanecen los primeros siete años con sus madres, quienes se encargan de su cría y formación. Les enseñan qué deben comer y qué no, dónde encontrar “medicamentos” por si enferman, cómo hacer sus nidos (los orangutanes hacen un nido nuevo cada noche), cómo trepar por los árboles y moverse y balancearse entre las lianas de la jungla… En definitiva, enseñan a sus bebés a ser orangutanes.
En este centro se encargan de enseñarles todo eso a esas crías que perdieron a sus madres. Durante un período que puede llegar hasta los 7 años les enseñan todo lo que debería haberles enseñado su madre. Una vez que ese proceso llega a su fin, y cuando se considera que el ejemplar está listo, se les suelta y se les devuelve a su hábitat, con la esperanza de que no tengan que volver nunca más al centro. Es una labor encomiable la que realizan en este centro. Sin este tipo de centros estas crías no tendrían ninguna oportunidad de sobrevivir en libertad en la jungla.
Los motivos por los que estas crías se quedan huérfanas son varios: la deforestación que acecha su hábitat natural en los bosques de Borneo, la quema de los bosques para su posterior reforestación con plantaciones de palma, la caza y el tráfico de animales, etc.
La visita a este centro consta de dos partes. En la primera se visita la guardería y enfermería. Esta es la zona en la que los más bebés empiezan a jugar y a aprender las habilidades que les serán tan necesarias en el futuro. En la segunda parte de la visita se asiste a la alimentación de los orangutanes. No tenéis que imaginaros el centro como un zoo o un parque. El centro es un espacio totalmente abierto, sin barreras y situado en la misma jungla. El proceso de alimentación se hace para que los orangutanes que ya están en libertad y que aún están en proceso de adaptación sigan teniendo comida garantizada. Con el paso del tiempo esos orangutanes van cogiendo más confianza y, con suerte, ya no vuelven a buscar comida al centro.
Es una visita muy recomendable en la que disfrutamos como enanos. La mayoría de gente lo que hace es ver el proceso de alimentación y después se van corriendo al centro de rehabilitación de los “sun bears” que hay al lado. Nosotros ya habíamos planeado esa visita para otro día así que nos quedamos allí mas de una hora y media observando los orangutanes. Al estar prácticamente nosotros solos tuvimos un montón de orangutanes con nosotros. Pudimos ver a dos madres con sus pequeñas crías a cuestas, varios jóvenes y algún macho más mayor. Fue una de esas experiencias que no se olvidan! 😉
A hacer el Indiana Jones por el río Kinabatangan
Después de pasar la mañana con los orangutanes nos tocaba ir al río Kinabatangan, donde pasaríamos 3 días y dos noches en plena jungla de Borneo! Mientras esperábamos para irnos llegó una chica china que decía que tenía una reserva y que se venía con nosotros. La pinta de la pobre china hacía pensar que la pobre no tenía ni idea de donde se estaba metiendo, toda mona vestida, con su pamela, su maleta trolley con ruedas, sus 3 o 4 bolsas… Lo mejor para ir a la jungla a ver animales! 😉
Llegamos al muelle y ya pudimos ver lo que teníamos por delante. Bajamos en un muelle destartalado y nos esperaba un hombre que no hablaba ni una palabra de inglés. Por lo que entendimos teníamos que esperar a que llegara el capitán del barco para subirnos río arriba, donde se encontraba el campamento base donde nos quedaríamos los tres días. Solo el camino hacia el campamento base ya nos pareció entretenido. Lo único que no nos gustó es ver las plantaciones de palma a ambos lados del río durante la primera mitad del camino.
Una vez que llegamos al campamento base nos recibió el jefe, Tío, que nos explicó cómo funcionaba el centro y nos enseñó las instalaciones del campamento: el comedor, el campo de fútbol, las hamacas, la sala de reuniones, nuestra habitación, nuestro colchón con su mosquitera y lo mejor; el baño y la ducha. Y es que la ducha consistía en tres cubos de agua del río, marrón y turbia. ¿Cómo os quedáis? Imagino que igual que nosotros 😉 Encima yo que aún andaba con la infección de oído no me iba a echar ese agua por encima… Miré a Rosa y le dije: “Hazte a la idea que YO hasta dentro de 3 días no me ducho”. Con la cara que puso Rosa no hizo falta que dijera nada. Su expresión ya decía claramente “Yo tampoco, no te preocupes”. Las sorpresas no acabaron aquí y es que al enseñarnos la habitación nos habían metido en la misma cabaña con la chica china extraña y friki. Que ya veréis luego el juego que daría.
La primera noche en el campamento la dedicamos a hacer una paseo nocturno por los alrededores del campamento para empezar a abrir boca y ver lo que nos esperaban los próximos dos días. Nos pusimos las botas de agua, cogimos la linterna, nos flitamos a tope de anti mosquitos y salimos a caminar una hora en plena oscuridad. En ese momento, en plena oscuridad, buscando arañas, insectos, serpientes, aves, etc… es cuando nos dimos cuenta de cómo habíamos cambiado en los últimos años. Nunca nos hubiéramos imaginado estar en plena noche paseando por la jungla de Borneo intentando buscar una tarántula o una pitón… Pero así fue. La caminata estuvo muy bien y vimos varias aves, ranas, muchas arañas de distintos tipos, algún macaco… De ahí a cenar y a la cama que al día siguiente tocaba madrugar para salir a las 6.30 con el barco. Al amanecer y al atardecer es cuando se tienen más probabilidades de ver la fauna alrededor del río.
Nos metimos en la cama con muchas ganas de dormirnos en plena jungla, los dos juntitos, con la multitud de ruidos y sonidos de los animales que habitan en la jungla. Nos las prometíamos felices…pero no habíamos contado con nuestra socia china. No os podéis imaginar como roncaba!!! No había manera de dormir. Rosa lo intentó todo. Chistarle, zarandearla..hasta le metió una patada al colchón… y ni por esas. Roncaba tan fuerte que hasta vibraban las tablas de madera del suelo de la cabaña. Además, de repente a las 2 de la mañana la tía se puso en pie, encendió la linterna que le habían prestado, que era como el faro de Formentor, y nos flasheó al estilo Men in Black. Según nos contó al día siguiente, ni se acordaba de nada de eso. Creemos que la tía era sonámbula… Evidentemente a la tarde siguiente le pedimos al jefe del campamento que nos moviera a otra cabaña.
A las 6.30 salimos en barca rápidos y decididos. Nuestro guía, un cachondo llamado Aim, que sabía español como si fuera de Albacete; nos dijo que la noche anterior habían visto a un orangután dormido en un árbol. Le habían explicado la ubicación de ese árbol y salimos a toda leche para ver si le pillábamos aun por los alrededores. Full speed por el rió para llegar al citado árbol y… allí estaba!! Un orangután macho bien viejito. Con una mano agarrándose al árbol y con la otra comiendo unas ramas y unos frutos del árbol vecino. Le habíamos pillado desayunando!! 🙂 Estuvimos como unos 20 minutos viendo como comía. Fue un momento increíble. Tener el privilegio de ver un orangután en libertad, en su hábitat natural y haciendo algo tan cotidiano. Fue una pasada la verdad. Una de esas cosas que recordaremos toda la vida. Como tantas otras de este viaje: ver la cordillera de los Annapurnas, dormir en el desierto del Thar, ver el Taj Majal, ver un tigre de Bengala en libertad, ver amanecer sobre el rió Ganges a su paso por la ciudad sagrada de Varanasi, ver elefantes en libertad en Sri Lanka… y así podríamos seguir un rato más. Y es que este viaje está superando todas nuestras expectativas… Hace 3 años nos cuentan que tendríamos el privilegio de vivir todo lo que estamos viviendo y no nos lo habríamos ni imaginado.
Ese mismo día también hicimos un paseo matutino por la selva en el que nos explicaron los diferentes tipos de árboles que pueblan la selva de Borneo, su importancia para el equilibrio del ecosistema, quién se alimenta de cada árbol, el uso que los humanos le han dado, etc. También hicimos un paseo nocturno en barca, al atardecer, seguido de un paseo nocturno por la selva. Tuvimos mucha suerte y pudimos ver varios grupos grandes de monos narigudos y muchos macacos. También vimos muchas aves, entre las que más nos gustaron estuvieron los “martín pescador”, los “hornbill” (pájaro típico de esta región) y varios tipos de águilas. Además tuvimos la suerte de ver un grupo enorme de murciélagos enormes que recién salían de sus cuevas en busca de alimento. De lo que más nos gustó fue estar paseando en barca al atardecer por el río. Era como estar en una peli de aventuras de los años 90’… densa y húmeda jungla a nuestro alrededor, el turbio río Kinabatangan, el sonido del motor de la barquita, los ruidos de las aves e insectos al atardecer, el foco del guía alumbrando los árboles en busca de algún animal…
En resumen, tuvimos una grandísima experiencia en la jungla de borneo. El hecho de poder estar allí mismo pasando unos días y poder ver esos animales en libertad y en su hábitat es algo difícil de describir. Estando allí es cuando te das más cuenta de lo crueles que son los zoos, aquariums y demás centros e instalaciones que mantienen este tipo de animales en cautividad. ¿Que quieres ver un orangután? Pues te vas a Borneo! Que es eso de que: “es que sino no lo podría ver nunca en mi vida!”…Pues mala suerte! Te quedas sin verlo. Como dice el dicho, el que quiera peces…que se moje el culo. Así que si queréis ver orangutanes, o leones, o orcas, o delfines, o lo que sea… Ahorráis y os vais de vacaciones al sitio donde se pueden divisar esos animales. Y si no os llega el dinero pues os veis un documental. Lo que no podemos pretender es querer tener todo al alcance de nuestra mano sin importarnos las consecuencias. Perdonad por esta pequeña reflexión reivindicativa pero es que durante este viaje hemos tenido la suerte de ver muchos animales en libertad y en su hábitat y es inaceptable lo que luego se oye y se ve por la calle una vez que vuelves a casa…
De vuelta del río Kinabatangan hicimos una parada en Sepilok para visitar el centro de rehabilitación de los “Sun bears”. Los sun bears son la especie de osos más pequeña del mundo. Solo se encuentran en el sudeste asiático y se encuentran en peligro de extinción. Este centro tienen un funcionamiento muy parecido al de los orangutanes. Estuvimos toda la mañana observando estos animales y descubriendo sus costumbres y los peligros que les acechan. Tuvimos tanta suerte que el director y fundador del centro, y, probablemente uno de los hombres que más conocimiento tiene de estos animales, estaba por allí respondiendo a las preguntas de los asistentes. Lo dicho, toda una suerte.
Descubriendo Sarawak, el otro estado del borneo malayo
Después de nuestro tour por el río Kinabatangan no teníamos muy claro nuestro próximo paso. Aún no habíamos decidido si, finalmente, ir a bucear a Sipadan, acercarnos al sultanato de Brunéi o pasar nuestra última semana en Sarawak. Nos habían hablado muy bien de la ciudad de Kuching, capital del estado de Sarawak, y del vecino parque nacional de Bako; así que al final decidimos comprar un billete e irnos a Kuching. Para poneros en antecedentes, Malasia está compuesta por la península de Malasia y por los estado de Sabah y Sarawak. Este último estado posee una especie de independencia y cierta autonomía. Tanto es así que cuando viajas desde Malasia a Sarawak, en el aeropuerto te ponen otro sello diferente conforme estas entrando en el estado.
Llegamos a Kuching con la idea de pasar un par de días descubriendo la ciudad. Nada más llegar nos dimos cuenta de la similitud de esta ciudad con la ciudad de Georgetown, en la isla de Penang, al norte de la península malaya. Georgetown ha sido una de las ciudades que más nos ha gustado durante estos más de cuatro meses viajando, así que al ver que Kuching se parecía tanto nos alegramos mucho. Junto con Malaca, estas dos ciudades fueron las que más inmigración china recibieron desde el siglo XVI. Eso se puede ver en sus calles, sus templos, sus gentes, su comida. En Kuching hicimos exactamente lo mismo que hicimos en Georgetown. Comer bien, pasear, ir a tomar café a alguna de sus bonitas cafeterías, visitar sus templos taoístas y caminar por sus calles, mezcla de edificios coloniales, influencias chinas y nuevos edificios modernos.
Estando en Kuching aprovechamos para hacer una escapada al vecino Parque Nacional de Bako. Es un parque con un tamaño muy pequeño pero de gran belleza y donde puede divisarse flora y fauna típica de borneo. Estuvimos dos días en el parque, incluyendo la noche que dormimos en los barracones de su campamento. Nos pasamos los dos días caminando por los diferentes trekkings y rutas que hay por el parque. Se trata de una selva muy densa y cerrada.
Cuando caminas notas como cada poro de tu cuerpo suda. Es una humedad que hace que, incluso, te cueste respirar. Agradeces cuando consigues llegar a alguna orilla o a algún punto elevado donde pasa un poco de brisa y la humedad es menor. No tuvimos la suerte de ver ningún mono narigudo pero si varios macacos y monos de cola larga y uno de los animales que más nos gustó, el cerdo barbudo salvaje. Había varios de ellos que se paseaban por el campamento y por la playa principal.
Plantaciones de palma, el lastre y la vergüenza de este país
Sin lugar a dudas lo que menos nos gustó de Borneo, mejor dicho, lo que DETESTAMOS de esta isla, fueron las enormes e infinitas plantaciones de palma que vimos a lo largo de la isla y de la península de Malasia. El efecto de este tipo de plantaciones es devastador en todos los sentidos. Provoca la deforestación de los bosques (Borneo es uno de los mayores pulmones de nuestro planeta), la pérdida del hábitat natural de infinidad de especies (como los citados orangutanes y “sun bear”), la contaminación del subsuelo… Aquí os dejamos un enlace que explica perfectamente la problemática que envuelve este tipo de cultivos y plantaciones, es de un compañero blogero, Javi de «Mi aventura viajando», que estuvo presente en una plantación de palma. Os recomendamos que le echéis un vistazo para informaros sobre el tema.
Pese a esta enorme problemática con las plantaciones de palma, el Borneo malayo nos ha encantado! Es una isla que tiene muchísimo que ofrecer, sobretodo en lo que a naturaleza y fauna salvaje se refiere. Además, después de bastantes países asiáticos visitados estos meses, podemos afirmar que, claramente, Malasia es el más desarrollado de todos (a excepción del pequeño Singapur), con las mejores infraestructuras y las mayores facilidades para el viajero; lo que permite que puedas viajar de forma tranquila y fácil. Sin duda alguna, si la gente nos pregunta el primer destino asiático que visitar, o un destino asiático fácil para poder visitar con sus hijos, responderemos que Malasia. El único “pero” que tiene este país es que es complicado visitarlo al completo en un solo viaje, ya que la parte Oeste de la península y la parte Este y Borneo tienen climas diferentes, lo que hace que cuando en el oeste de la península el tiempo es perfecto en el este de la misma y en Borneo es época de monzón y lluvias.
Si queréis leer alguno de nuestros otros diarios de viaje podéis pinchar aquí
Si habéis llegado hasta aquí y estáis preparando vuestro viaje a Borneo, os interesará leer nuestro POST con la ruta completa por el Borneo malayo durante 15 días , donde podréis encontrar información útil y práctica para preparar vuestro viaje ; )
Y como siempre, si tenéis alguna duda o necesitáis más info, no dudéis en dejarnos un comentario por aquí!
Buenas! Me ha encantado vuestra experiencia por Borneo! en dos semanas marcho para allí y no ha hecho más que aumentar mis ganas de estar ya allí 🙂
Me han encantado las cabañitas en el río Kinabatangan (los ronquidos imagino que no fueron tan idílicos ;)) ¿Podríais decirme cómo lo hicisteis para reservarlo? Lo llevasteis ya mirado o directamente lo hicisteis allí? Mil gracias!!!
Hola Lucía!
Gracias por dejarnos un comentario. ; ) Borneo es un lugar muy especial, hay mucho que ver y por recorrer! Pues las cabañas en el río, lo reservamos con unos días de antelación porque los grupos suelen ser reducidos. Nosotros teníamos cierta flexibilidad de días… pero cuadramos las fechas que nos iban bien por la ruta y las que ellos tenían disponibilidad. Lo mejor es que les escribas un email, te responderán en seguida. La base la tienen en Sepilok, que ahí si te tuvieras que quedar a dormir sería raro que no tuvieras hueco, pq tienen un montón de habitaciones y literas. Este campamento/agencia se llama: Uncle Tan, aquí te dejo la web: http://www.uncletan.com/
(lo dejamos reservado vía email y lo pagamos en efectivo, moneda local, al llegar, ojo que en su día no cogían tarjetas de crédito ; )
Nosotros habíamos leído el post de los chicos de «conmochila» que detallan su experiencia con ellos y por ello nos decidimos. Es muy auténtico y los guías son muy profesionales. La verdad que quedamos muy contentos.
Disfrútalo mucho!
rosa&luis